La expedición fue organizada con discreción. Oliver temía que algún oportunista se llevara su gloria y fortuna. Hombre de negocios, al fin y al cabo, hizo que Jave firmara un documento de confidencialidad, con la promesa que, llegado el momento, lo recompensaría como se merece.
—Aparte del dinero convenido, te pagaré con fama –atusó el largo bigote que daba a su persona un aire circunspecto-. Después de todo, tú lo viste primero.
—Aparte del dinero convenido, te pagaré con fama –atusó el largo bigote que daba a su persona un aire circunspecto-. Después de todo, tú lo viste primero.
Era aquel un grupo singular y heterogéneo (entiéndase como único y diverso, no vayan a creer los muy modernos que se trata de palabrejas de reciente invento), encabezado por el señor Oliver, empresario profesional; Bartolino Piecillos, huellero de coyotes y tlacuaches; Isa Becerrilla, veterinaria empírica, y Donchón, vendedor de helados…
—¡¿Qué?!...
—¡¿Qué?!...
7 comentarios:
Hola doc, ya espero la proxima entrega del pingûino, jeje. Desde las playas de oaxaca seguire de cerca su aventura. Y espero que de mis pacientes salgan mas lectores. Un abrazo y los agradecimientos por esas tardes negras vestido de blanco. Gracias
Doctor Manríque,en nosotros los adultos está dar la muestra; no seamos el pretexto que necesitan para no leer. Saludos y un gran futuro, como te mereces.
Ti0....Gracias x la dedicatoria a t0dos...
Te queremos mucho, esta padrisim0.
Ale Ortiz.
Que bueno que te gustó, Alexis, y que te des tu tiempo de visitar este espacio. Un abrazo y un beso para ustedes.
Dr. Maríquez, una disculpa por la "z" que se me perdió en el comentario anterior.
Hola Jose Manuel, veo que la historia del pingüino rojo sigue adelante...
Estoy a la expectativa.
Un fuerte abrazo.
Carmen Aguirre
Así es, Carmen. Ahí va, ahí va...
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