Van
para Elisa estos globos fantásticos
Elisa infló un globo morado, que rápidamente tomó forma de trapecista de circo. Lo soltó y el globo fue dando piruetas por el aire, hasta quedar colgado del techo, junto a otros globos que ya estaban ahí.
―¡Ahora uno amarillo!
―se dijo Elisa.
El globo amarillo, en
lugar de subir, prefería rebotar y rodar por el piso. Era una pelota de futbol.
―Umm ―murmuraba
Elisa, desconcertada.
Desde el techo, un
globo verde pulpo le hizo señas. Elisa movió la cabeza afirmativamente.
―¿Prefieres que
juguemos al futbol?
El globo amarillo
pelota dijo que sí. Elisa dio unos pasos atrás, se encarreró y ¡zaz!, le dio
una patada tan fuerte que la pelota rebotó contra la mesa, fue a dar a la
ventana y de ahí salió por los aires... El globo verde pulpo, que era un
excelente portero, levantó los tentáculos y la atrapó al vuelo.
―Ahora quiero uno
azul. ―Elisa pensaba ya en una ballena.