La música que escucha el pingüino rojo y sus cuates

LA MÚSICA QUE ESCUCHA EL PINGÜINO ROJO

Dedicatoria





Un pingüino rojo está dedicado a mi hermano Javier, porque me regaló mi primer libro y eso no se olvida; para mi mamá Alejandra, que supo desde el principio que tendría que batallar con mi carácter; para mi papá Fabián, al que apenas conocí pero todavía disfruto y quiero; para mamá Kika, que me malcrió (¡y me gustó!); para mi hermano Fabián y mis primos Alejandro, Gabriel y Willy, que nunca me dejaron solo en tantas y tantas travesuras; para mis hermanas Isabel, Berenice, María Elena y Cecy, que me conocen poco pero nos queremos mucho; para Patricia, Aida, Citlali, Alejandra y Gabriel flaco, primos que aceptaron tener un hermano mayor; para mis niñas Olivia, Ireri y Aranza, que aunque no me leen, están orgullosas de mí; para mis sobrinos Rodrigo, Fabiola, Andrea, Alexis, Angie, Andrei (con todo y mamá), Eduardo y Fabrizzio, por el miedo que tenían al "tío de lentes que inyecta y opera"; pero muy especialmente lo dedico a mis pacientitos que, en mi consultorio o en el hospital, me piden que les cuente uno de mis cuentos; y va también para todos aquellos que no se leen (porque ya es mucho rollo), pero saben que aquí están... Bienvenidos, pues y ¡comencemos la aventura! Nota: de última hora, la pequeña Camila Ixchel decidió acompañarnos... Otra nota: ahora se agregó Sofía Valentina y Austin Manuel. ¡Los amamos, campeones!

martes, 1 de julio de 2014

Cocodrilo poeta

Un día, la Pequeña Ixchel me dijo que quería un libro de cocodrilo. Cuando tuve oportunidad, fui a la librería y busqué "un libro de cocodrilo". Al no encontrar ninguno, le llevé uno de reptiles. La respuesta no fue la que yo esperaba: "Quiero un libro de cocodrilo, Abu". La historia se repitió varias veces. Después de darle vueltas al asunto, decidí que lo mejor sería que yo le escribiera el tan buscado libro. Además, me dije: está por cumplirse el centenario del nacimiento del más grande cocodrilo literario que ha tenido México, el poeta Efraín Huerta. Mato dos pájaros de un tiro. Fue así que me puse a escribir este cuento. Pero faltaban los dibujos -algún día escribiré la historia de por qué dejé de dibujar cuando tenía doce años- y me puse en contacto con Sergio Astorga, amigo mexicano, escritor y dibujante que vive en Portugal. Y aquí está el libro, a un día del cumpleaños de la Pequeña Ixchel y trece días después del centenario del natalicio del poeta Efraín Huerta. Esperamos que este pequeño cuento ilustrado les guste.



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El pingüino rojo en el mundo