La música que escucha el pingüino rojo y sus cuates

LA MÚSICA QUE ESCUCHA EL PINGÜINO ROJO

Dedicatoria





Un pingüino rojo está dedicado a mi hermano Javier, porque me regaló mi primer libro y eso no se olvida; para mi mamá Alejandra, que supo desde el principio que tendría que batallar con mi carácter; para mi papá Fabián, al que apenas conocí pero todavía disfruto y quiero; para mamá Kika, que me malcrió (¡y me gustó!); para mi hermano Fabián y mis primos Alejandro, Gabriel y Willy, que nunca me dejaron solo en tantas y tantas travesuras; para mis hermanas Isabel, Berenice, María Elena y Cecy, que me conocen poco pero nos queremos mucho; para Patricia, Aida, Citlali, Alejandra y Gabriel flaco, primos que aceptaron tener un hermano mayor; para mis niñas Olivia, Ireri y Aranza, que aunque no me leen, están orgullosas de mí; para mis sobrinos Rodrigo, Fabiola, Andrea, Alexis, Angie, Andrei (con todo y mamá), Eduardo y Fabrizzio, por el miedo que tenían al "tío de lentes que inyecta y opera"; pero muy especialmente lo dedico a mis pacientitos que, en mi consultorio o en el hospital, me piden que les cuente uno de mis cuentos; y va también para todos aquellos que no se leen (porque ya es mucho rollo), pero saben que aquí están... Bienvenidos, pues y ¡comencemos la aventura! Nota: de última hora, la pequeña Camila Ixchel decidió acompañarnos... Otra nota: ahora se agregó Sofía Valentina y Austin Manuel. ¡Los amamos, campeones!

viernes, 23 de noviembre de 2012

Arthur

Arthur es un chico callado. La mayor parte del tiempo parece no estar aquí. En el salón de clases, aunque siempre sabe la respuesta, la maestra necesita repetirle varias veces la pregunta. Entonces Arthur se sonroja, abre los ojos como si necesitara llenarlos de más luz, mira algún punto en la distancia, y sus labios comienzan a murmurar palabras que nadie, excepto él, escucha. En ese punto pueden suceder dos cosas: una, que la maestra le pida subir el volumen de su voz, como casi siempre sucede; o dos, que el grupo suelte ruidosa carcajada que consuma los murmullos de Arthur y, también, las órdenes de la maestra, como también siempre sucede. Todo vuelve a la normalidad cuando la clase sigue y Arthur se pierde de nuevo en su ensoñación.
Imagen tomada de la red.

El pingüino rojo en el mundo