Para mi sobrina Alexis Arreola Ortiz, con unos cuantos gruñidos de tío enojón.
Alexis sabe que no hay nada más aterrador que estar sola en una habitación y ver cómo, segundo a segundo, la rata que viene hacia ti crece desproporcionadamente.
El lugar está vacío y no hay un palo o una escoba para defenderse. Para acabarla de amolar, Alexis no trae puestos los zapatos. Una silla, una cama, una cómoda en dónde subirse… serían de mucha ayuda.
Y ahí están frente a frente en un duelo que dejará sólo un ganador.
Entonces se oye un ruido y la enorme rata huye despavorida, hasta volverse un puntito oscuro en la distancia.
“¡Se asustó con las campanas de la iglesia!”
Cuando Alexis despierta, la rata gris de peluche que mamá Isa le regaló, sonríe.
―¡Tuve una pesadilla!―dicen las dos a un mismo tiempo.
Imagen tomada de la red.
1 comentario:
Jajaja..Tío. Porfin encontré mi cuento :) Gracias... Y perdon por no haberlo leítdo antes.
Un abrazotote!!!!
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