―Allí lo vi.

―Es cierto, aquí estuvo. Aún percibo en el ambiente el aroma inconfundible a pollo asoleado–concluyó.
―¡Excelente, excelente! –lo alcanzó el señor Oliver, emocionado-. Llévame a donde está ese pajarito y tendrás a cambio un cinco por ciento más de sueldo.
Un rumor de voces broncas lo hizo reconsiderar la propuesta.
―Está bien, ¡cinco por ciento más para todos!
Piecillos agradeció la promesa con un gesto e indicó al grupo la distancia que debía mantener, pero sobre todo, pidió silencio.
―¡Algo me dice que estamos ante un animal muy esquivo!
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