Mi abuelito me pidió que lo ayudara a poner la ofrenda de muertos. Sacamos las fotos de mamá Kika y papá Gabino, mamá Toña y papá Alejo, papá Fabián, tíos Roberto, José y Gerardo, y sus primos Tony y Gaby. Esparcimos flores de cempasúchil, adornamos con papel picado y encendimos veladoras. Cuando llegó el momento de poner la comida, no me aguanté las ganas de probarla.
—¿Y a mi abuelito Fabián qué le gustaba comer? —le pregunté.
—El mole de conejo y los plátanos.
—¿Los plátanos? —me sorprendí, pues a mí a penas me gustan.
Entonces me contó que un día su papá se fue de peregrino, pero se enfermó en el trayecto y debió quedarse en un pueblo. Sin dinero y hambriento, vio a un señor que traía muchos plátanos. Le pidió que le regalara uno, pero el desconocido siguió de largo.
—Por eso cada dos de noviembre, cuando mi papá nos visita, no le faltan sus plátanos. Así no tiene que andar pidiendo.
Imagen tomada de la red.
2 comentarios:
linda ofrenda.........
Gracias, Rosio. Quise que esta fuera solo de palabras.
Un abrazo.
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