A Luisito no le corre ninguna prisa por abrir el rompecabezas de mil partes que le compraron. Quería un carro de control remoto, pero eso de sacar buenas calificaciones, portarse bien y ayudar a mamá en los quehaceres de la casa, definitivamente, no es lo suyo.
―¡Promesas son promesas, hijo! ―recuerda papá.
―Deberías de tomar ejemplo de tu hermanito ―reconviene mamá.
Luis no responde, rasga la envoltura de la caja y sonríe; ni siquiera está molesto. Se siente afortunado de tener a un gemelo al que todos quieren y compran lo que pide. Sabe que con un poquitín de "ayuda", Camano es muy compartido.
Imagen tomada de la red.
2 comentarios:
Jaajaa pues si...
Así son los niños, Rosio, ni hablar.
Un abrazo.
Publicar un comentario