La música que escucha el pingüino rojo y sus cuates

LA MÚSICA QUE ESCUCHA EL PINGÜINO ROJO

Dedicatoria





Un pingüino rojo está dedicado a mi hermano Javier, porque me regaló mi primer libro y eso no se olvida; para mi mamá Alejandra, que supo desde el principio que tendría que batallar con mi carácter; para mi papá Fabián, al que apenas conocí pero todavía disfruto y quiero; para mamá Kika, que me malcrió (¡y me gustó!); para mi hermano Fabián y mis primos Alejandro, Gabriel y Willy, que nunca me dejaron solo en tantas y tantas travesuras; para mis hermanas Isabel, Berenice, María Elena y Cecy, que me conocen poco pero nos queremos mucho; para Patricia, Aida, Citlali, Alejandra y Gabriel flaco, primos que aceptaron tener un hermano mayor; para mis niñas Olivia, Ireri y Aranza, que aunque no me leen, están orgullosas de mí; para mis sobrinos Rodrigo, Fabiola, Andrea, Alexis, Angie, Andrei (con todo y mamá), Eduardo y Fabrizzio, por el miedo que tenían al "tío de lentes que inyecta y opera"; pero muy especialmente lo dedico a mis pacientitos que, en mi consultorio o en el hospital, me piden que les cuente uno de mis cuentos; y va también para todos aquellos que no se leen (porque ya es mucho rollo), pero saben que aquí están... Bienvenidos, pues y ¡comencemos la aventura! Nota: de última hora, la pequeña Camila Ixchel decidió acompañarnos... Otra nota: ahora se agregó Sofía Valentina y Austin Manuel. ¡Los amamos, campeones!

jueves, 30 de mayo de 2013

Dulce mirada

Mi prima Tonia tiene un gato negro de mirada empalagosa que se pega en las manos y luego no hay cómo quitarla.
—No sé de dónde sacó mirar así las manos —decía Tonia a manera de disculpa. Luego agregaba en voz baja que, si uno lo consiente y lo pide con cariño, el gato puede cambiar  el sabor de su mirada tantas veces como quiera.
A mí me gusta que me vea con sabor a chirimoya, higo o sandía.
En muy poco tiempo, el gato se ha puesto de moda entre los chicos de la cuadra: no pasa una tarde en que no vaya alguien solo en grupo a visitarlo.
Aunque se siente raro andar chupándose los dedos de las manos, saben rico. 

Imagen tomada de la red.

2 comentarios:

Modesto Herrera dijo...

Bello cuento, "A mí me gusta que me vea con sabor a chirimoya, higo o sandía" Me encantó Gracias y Felicidades!.

josé manuel ortiz soto dijo...

Gracias, Modesto. Va un abrazo.

El pingüino rojo en el mundo