Después de la lluvia, Lagartija salió al jardín. Necesitaba ponerse en movimiento para entrar en calor.
Un pequeño arcoíris entre los rosales atrajo su atención. Nunca había estado tan cerca de uno y no pudo resistir el deseo de darle una mordida.
—¡Ay! —gritó el arcoíris—. ¿Por qué hiciste eso?
—Ummm, sabes muy rico.
Precavido, arcoíris fue a colgarse de la fuente.
Todavía no terminaba de saborear su bocado y el cuerpo de Lagartija era ya un montón de ronchas de colores.
—Se me hace que a partir de ahora serás conocida como aquella lagartija que comió de un arcoíris —dijo Alejita, que observaba la escena desde la ventana.
*Nota este cuentito fue escrito a partir de una idea de mi sobrina Andrea Alejandra Ortiz Regino, por lo que debe ser considerado escrito por los dos.
Imagen tomada de la red.
2 comentarios:
Me encantó, tiene la frescura de la mente de los niños.
La Liuda: Es el encanto de los niños: su fantasía que puede llegar a todos lados.
Un abrazo.
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