Había una vez dos primas que se llamaban Isabel y Julieta. Un día fueron a una torre muy grande que llegaba hasta el cielo, en donde se encontraba un ogro feroz, y se asustaron mucho. El ogro era de varios colores brillantes. A Isabel no le dio miedo, por lo que le dijo al ogro que si quería ser su amigo. El ogro aceptó y se pusieron a jugar por varias horas.
Después de un rato, las mamás de las primas se empezaron a preocupar por la ausencia de sus hijas, por lo que tuvieron que salir a buscarlas a los alrededores de la aldea, en donde por fin las encontraron muy entretenidas jugando con un ogro. Asustadas, las mamás gritaron muy fuerte y se desmayaron.
Al regresar en sí, las mamás se dieron cuenta que el ogro no tenía muy mal aspecto y se veía muy amable, por lo que dejaron que Isabel y Julieta tuvieran una buena amistad con el ogro.
Fin