La
vida de los animales*
Camila
Ixchel García Ortiz
José
Manuel Ortiz Soto
Julieta
y Pablo fueron de visita al zoológico. Les habían contado que allí había
algunos animales fuera de lo común. Madrugaron para ser los primeros en entrar.
El
primer lugar que visitaron fue el estanque de los patos verde – azul. Al ver a
los recién llegados, les dijeron:
—Buenos
días, amigos. ¿Nos han traído alguna golosina?
Julieta
y Pablo se miraron, sorprendidos. Luego señalaron el letrero al pie del estanque,
que decía: “Prohibido dar de comer a los animales”. Decepcionados, los patos se
zambulleron en el agua.
Después
visitaron a la jirafa.
—¡Qué
extraño color tienes! —exclamó Julieta.
La
jirafa le hizo una seña para que se acercara a ella.
—¿Te
gustaría escuchar mi secreto? —Julieta dijo que sí—. Soy de color naranja
porque así me dibujó una vez un niño. Ahora que si tú prefieres algún otro
color…
Julieta
gritó: ¡Morado! Y la jirafa fue morada. Pablo gritó ¡Azul! Y la jirafa se puso de
color azul. Y así todos los colores existentes y sus combinaciones más
disparatadas.
El
último lugar que los niños visitaron fue el chiquero del elefante morado.
Julieta iba a decirle que ese era su color favorito, pero el elefante ya lo
sabía.
—Soy
un elefante adivino. Y tengo este color en tu honor.
—¡Vaya
que este zoológico es bastante extraño! —reflexionó Pablo.
—Digamos
que es mágico —sugirió el elefante morado—. Todos aquí somos especiales. Por
cierto, ya es hora de que se vayan, pues estamos por terminar la función.
Y
todo alrededor de los dos niños comenzó a desaparecer.
Esa
noche, Julieta y Pablo no soñaron nada. ¡Para sueños ya habían tenido bastante
con la nueva vida de los animales del
zoológico imaginario!
*Un
día, mi nieta Camila Ixchel me dio unos dibujos, y me dijo: Abuelo, aquí está
un libro que dibujé, ahora ponle tú las palabras. Este es nuestro cuento; más
de ella que mío.